Si nada cambia, en las próximas elecciones en Estados Unidos de América (EE. UU.) se disputarán la presidencia dos personas que tienen 77 años, uno, y 81 años, el otro. Más allá de sus cualidades humanas y políticas, son la demostración viva de que la edad no tiene por qué ser un freno para seguir con las actividades que nos gustan. Es más, en muchos casos la experiencia acumulada a lo largo de la vida se convierte en una importante aliada para encarar algunas situaciones.
La política es uno de los ámbitos en los que la veteranía es un grado. Seguramente, el ejemplo más inspirador que podemos encontrar es el de Nelson Mandela, que se convirtió en presidente de la República de Sudáfrica en 1994, en las primeras elecciones con sufragio universal en el país, es decir, sin limitaciones raciales. Y, cómo no, fue el primer presidente del país de raza negra. En ese momento, Mandela tenía 76 años y había estado décadas en prisión por su lucha contra el apartheid hasta que fue liberado en 1990. Hasta su muerte, en 2013, Mandela fue un firme defensor de los Derechos Humanos y luchó en varios ámbitos en contra de la segregación racial.
Pero en política también podemos hablar de Jimmy Carter, que asumió la presidencia de EE. UU. con 53 años. No era tan mayor, pues, pero nunca ha dejado la actividad relacionada con la política y el activismo décadas después de haber dejado el cargo en 1981. Carter tiene ahora 99 años y todavía forma parte de un grupo llamado The Elders (en inglés significa los ancianos o sabios) y que promueve la paz y los Derechos Humanos en el mundo. Fue creado, precisamente, por Nelson Mandela. También está el ejemplo de la alemana Angela Merkel, que fue la canciller de Alemania hasta los 67 años.
El mundo del arte y la cultura
Pero sí hay un ámbito en el que nunca se es mayor es el de las artes y la cultura, en sentido amplio, y aquí los ejemplos son frecuentes:
En cine, está Clint Eastwood. Nació en 1930 y, con 94 años, todavía tiene previsto dirigir y producir una película en 2024. En la literatura, podemos destacar nombres como los del poeta Joan Margarit (1938-2021), con una brillante carrera literaria que le valió el Premio Cervantes 2019; o la escritora chilena Isabel Allende (1942), que sigue trabajando y activa en los 81 años.
En música, encontramos los casos de Josep Carreras (1946), que volvió a la actividad después de superar una leucemia y creó una fundación que fomenta la investigación de este tipo de cáncer. Y también está Joan Manuel Serrat(1943), que se retiró de los escenarios hace sólo año y medio, con una gira de despedida por todo el mundo cuando estaba a punto de cumplir los 80 años.
En teatro, Núria Espert (1935) sigue en activo a los 88 años y Carmen Dell’Orefice (1931) sigue haciendo de modelo de moda pasados los 90 años. También mantuvieron su actividad, prácticamente hasta el último momento, el escultor Eduardo Chillida (1924-2002) y la periodista María Teresa Campos (1941-2023)
En el ámbito de la ciencia
Prácticamente en todas las ramas de la actividad humana podemos encontrar ejemplos de personas que han seguido trabajando hasta una edad avanzada. Incluso, en la ciencia, donde podemos citar a la etóloga británica Jane Goodall(1934), que sigue trabajando activamente en la conservación de los primates y en la defensa del medio ambiente a través de su fundación. Este mismo 2024, con 90 años, ha recibido el enésimo Doctorado Honoris Causa, en este caso por la Universidad de York. También estuvo activo hasta poco antes de morir el físico y astrofísico, Stephen Hawking(1942-2018), pese a sus problemas físicos: fue diagnosticado de esclerosis lateral amiotrófica (ELA) a los 21 años.
Todos estos casos ponen de manifiesto que tener una edad avanzada no significa renunciar a nada y que se puede seguir manteniendo la actividad habitual durante la vejez. La determinación, pasión y perseverancia de estos ejemplos nos recuerdan que nunca es demasiado tarde para seguir nuestros sueños y realizar un impacto positivo en la sociedad.