La enfermedad de Alzheimer no forma parte del proceso natural de envejecimiento, sino que se trata de una enfermedad neurodegenerativa con repercusiones en la mayoría de procesos cognitivos, en la personalidad y en la conducta de las personas que la sufren. Se calcula que, debido al progresivo envejecimiento de la población, en 2050 habrá más del doble de afectados que en la actualidad. Por eso, cada vez tiene más importancia tomar medidas como la práctica habitual de ejercicios físicos y cognitivos, fomentar la interacción social, mirar de controlar los factores de riesgo vascular y efectuar un diagnóstico precoz de la enfermedad. Existen unos síntomas de alarma del Alzheimer que pueden permitir diagnosticar la enfermedad en la fase inicial, logrando que los diferentes tipos de intervención y tratamientos que se pueden llevar a cabo tengan más incidencia sobre la calidad de vida de los pacientes y de sus familias.
Síntomas de alarma del Alzheimer:
De acuerdo con Alzheimer’s Association, estos serían los diez síntomas a los que tendríamos que prestar atención a la hora de efectuar un diagnóstico precoz:
1) Pérdida de memoria (especialmente de la memoria a corto plazo):
Es habitual que, con el paso de los años, tengamos la sensación que estamos perdiendo la memoria porque nos hemos olvidado de un aniversario o de hacer una tarea que teníamos programada. En los casos de Alzheimer, la dificultad se da, especialmente, en el momento de grabar nuevos recuerdos. Hay que prestar atención a señales como no acordarse de lo que se ha comido, donde se ha aparcado el coche, con quién se fue al cine unos días antes,… Asociado a esto último, se encuentra el hecho de que los pacientes repiten más de una veze las preguntas sin ser conscientes (aunque hayan obtenido respuesta).
No nos tenemos que preocupar en exceso si el síntoma se presenta un solo día, pero si se dan unos cuántos episodios seguidos y se convierte en habitual, habría que acudir a un especialista para realizar una exploración.
2) Mengua de la capacidad de planificación y resolución de problemas:
Otra de las señales a las que hay que prestar atención, es el deterioro de la función ejecutiva. Es frecuente encontrar que los pacientes en fases iniciales tienen dificultades para concentrarse, para seguir instrucciones o para llevar a cabo acciones planificadas. Este hecho tiene repercusiones sobre las tareas domésticas y rutinarias como por ejemplo llevar “la economía doméstica”, seguir una receta, tomar la medicación o vestirse adecuadamente.
3) Deterioro y problemas con el lenguaje oral y escrito:
Uno de los síntomas más habituales y característicos de los pacientes con Alzheimer es el empobrecimiento de las funciones cognitivas. En muchos casos, presentan dificultades para recordar o encontrar la palabra adecuada en un contexto determinado, para comprender frases complejas o para seguir y mantener una conversación.
4) Desorientación en el espacio y el tiempo:
Las alteraciones que se producen en el área cognitiva, provocan que los enfermos de Alzheimer se desorienten en su ciudad, en su barrio y, incluso, dentro de su casa. También tienen dificultades para saber el lugar donde se encuentran, cómo han hecho para llegar o qué día de la semana es. La disfunción de la memoria temporal hace que acontecimientos que han pasado hace años se recuerden cómo muy cercanos, y que los hechos recientes se recuerden cómo muy lejanos.
Al igual que en otros síntomas, la diferencia entre “pérdida natural asociada al proceso de envejecimiento” y “señal de alarma” se encuentra en la frecuencia. Si nos encontramos ante casos esporádicos de desorientación, hablaríamos de “proceso habitual”. En cambio, si los episodios son frecuentes, habría que consultar con un especialista.
5) Pérdida y alteración de la capacidad de juicio:
Es habitual que las personas diagnosticadas con Alzheimer experimenten alteraciones en la capacidad de juicio, que comporten cambios a la hora de tomar decisiones o de entender qué es correcto y que no lo es. Una de las pruebas que se usa por evaluar esta capacidad, es plantear a la persona el comienzo de un refrán y hacer que lo acabe. Si la respuesta no tiene nada que ver con la correcta, sospecharíamos que estamos ante una alteración grave.
6) Problemas con el pensamiento y razonamiento abstracto:
Para un paciente con Alzheimer, reconocer los números o llegar a hacer cálculos básicos acontece un auténtico reto. Tienen dificultades para pagar, para hacer uso de la billetera o para llevar las cuentas bancarias. Además, estos problemas afectan a otros procesos como la percepción, puesto que a menudo se ponen ante un espejo y no se reconocen.
7) Pérdida frecuente de objetos o colocación de estos a lugares inadecuados:
Cuando alguien pierde un objeto, intenta recordar y reconstruir todo lo que ha hecho hasta que, finalmente, lo recupera. Los pacientes de esta enfermedad, suelen dejar las cosas en lugares que no les corresponden, hecho que hace que todavía tengan más dificultades para encontrarlas. Pueden darse casos en que los pacientes culpan a otras personas de haberlas cogido.
8) Cambios en la personalidad de los pacientes:
La personalidad cambia a lo largo de todo el ciclo vital, pero en el caso de los enfermos de Alzheimer cambia drásticamente. Hemos comentado antes de que se vuelven irritables y ansiosos, pero también pueden volverse callados, aislados, sin interés y apáticos. Los estados de confusión, depresión, miedo, angustia,… también son habituales.
9) Cambios de actitud, de estado de ánimo y de comportamiento:
Los cambios de humor y de estado de ánimo son frecuentes y constituyen otro de los síntomas de alarma del Alzheimer. De repente, pueden volverse irritables o tristes y, con la misma facilidad, volver a su estado normal. También se dan modificaciones en la conducta y el comportamiento. Así, personas que se caracterizaban por un carácter y un comportamiento amable, manifiestan irritabillitat, ansiedad, mal humor e, incluso, agresividad.
10) Pérdida de iniciativa:
Con el transcurso de la enfermedad, se va perdiendo el interés que se tenía para hacer actividades (obligaciones, hobbies,…), para reunirse con amigos y familia, para hacer deporte, para salir, para involucrarse en proyectos,…
Es importante recalcar que la presencia de alguno de estos síntomas no implica necessariament la presencia de la enfermedad, especialmente, si los episodios son esporádicos. En cambio, si estos hechos se prolongan en el tiempo, habría que consultar a un profesional para confirmar o descartar el diagnóstico.