No falla. Llega el 1 de diciembre y los grupos de WhatsApp familiares comienzan a echar humo. Para los más jóvenes, las fiestas de Navidad quedan todavía muy lejos: ¡más allá de tres semanas laborables! Pero para los abuelos y abuelas, el 1 de diciembre es la fecha para empezar a calentar motores.
Los primeros mensajes por su parte son casi invariables de año en año: “¿Qué queréis hacer en Navidad?” Y a menudo no suelen tener respuesta, más allá de alguna vaguedad. Pero las abuelas insisten, porque saben lo que se avecina: “es que se tiene que encargar el pollo”, “y hay que ir a comprar todos los ingredientes para hacer la escudella”, “es que tenemos que pensar cómo haremos los canelones”…
Fechas señaladas
Para los abuelos y abuelas, las fiestas de Navidad son, en muchos casos, uno de los eventos más importantes del año. La oportunidad para reunir durante varias jornadas a toda la familia, la que ellos y ellas han formado. Después de, tal vez, no ver a sus hijos y nietos tanto como quisieran a lo largo del año, la Navidad es el momento del reencuentro, de comprobar cómo las nietas ya son más altas que las abuelas y que las hijas han logrado un ascenso laboral que parecía inalcanzable. O cualquier otra cosa, porque la Navidad, para todos, pero sobre todo para los mayores, es un momento de alegría, de celebrar que seguimos juntos y que, todavía, seguimos estando todos.
Además de ser los encargados de poner en marcha toda la maquinaria de las fiestas, abuelos y abuelas tienen otro rol primordial: son los encargados de preservar el legado del tiempo. Son los que enseñan a los más pequeños los villancicos ancestrales, los que nos introducen en los Pastorets, los que están empeñados en recordarnos que la Navidad no es una tradición cualquiera, sino la fecha clave para el reencuentro, y los garantes de que el Tió tendrá una alimentación reglamentaria hasta el día en que le tocará ser protagonista. Ser abuelo y abuela en Navidad no es sencillo, pero para ellos y ellas es gratificante. Y sí están contentos, el resto de la familia seguro que lo está también.
La escudella de la abuela
En esta celebración, como no puede ser de otra forma, la comida (y la bebida) juega un papel crucial. Los reencuentros se celebran en torno a la mesa y con una liturgia gastronómica de tradición secular, pero también, porque no, abierta y adaptable a las innovaciones: ¡quien no haya comido panettone alguna vez (aunque sea por obligación) en vez del típico roscón de Reyes que levante el dedo! De hecho, las opciones son casi infinitas y, si no, leed estas propuestas de la nutricionista del Centre Mèdic Atlàntida, Pilar Betriu.
Entre todo el surtido gastronómico de Navidad, destaca un plato: ¡la escudella de la abuela! O, mejor dicho, varios platos que se alargan durante varias comidas: la escudella, la carn d’olla, la pilota, las legumbres… La escudella de la abuela es el espíritu de la Navidad, del reencuentro, de la familia, concentrado en una olla. Y cada año, vete a saber cómo lo hacen, es mejor.Si habéis intentado alguna vez suplantar a vuestra abuela y hacer la escudella, sabréis que esta tarea no es nada fácil. Nunca queda ni el gusto ni la textura que ellas logran. No es que sean más sabias, que también, sino que tienen más experiencia. Y saben que para hacer una buena escudella es necesario calentar motores. ¡A partir del 1 de diciembre!