Las demencias se caracterizan por la progresiva pérdida de las capacidades cognitivas. Esto puede afectar a la memoria, el juicio, la orientación, el lenguaje, la capacidad de comunicación e impactar también en las capacidades emocionales. La edad, y el deterioro físico y mental que comporta, es uno de los principales factores de la aparición de las demencias.
En España hay unas 800.000 personas con un diagnóstico de demencia, de las cuales alrededor del 80% corresponden a Alzheimer, la más común de estas patologías. También existen, entre otras, la demencia vascular, la demencia frontotemporal y la demencia derivada de la enfermedad de Parkinson. Uno de los problemas derivados de la enfermedad es la progresiva dependencia de los afectados, y dado que muchas de las personas diagnosticadas las cuidan las propias familias, se calcula que las demencias tienen un fuerte impacto en la vida de 3,5 millones de personas en el país.
Adaptarse a los cambios
Dado que las demencias tienen una evolución progresiva, los expertos recomiendan irse adaptando a las necesidades de la persona afectada y no intentar asumir de golpe todos los ámbitos del cuidado. Es preferible que el enfermo pueda seguir haciendo aquellas cosas en las que no tiene problemas, porque esto mejora su autoestima y mantiene en la medida de lo posible su autonomía personal. Sí es necesario estar atento a las señales que vayan apareciendo -problemas en la gestión del dinero, mantenimiento de la higiene personal, preparación de las comidas…- para poder actuar cuando sea necesario.
A medida que la enfermedad avance y vayan apareciendo problemas de deambulación, de no recordar cosas sencillas o citas importantes, hay varios trucos que pueden ayudar al enfermo:
- Señalizar con rótulos las habitaciones de la casa.
- Simplificar el entorno. Reducir la ropa y objetos y dejar sólo los que sean necesarios.
- Anotar la información relevante en calendarios o listas
- Dejar las luces encendidas por la noche para evitar la confusión
- Apuntar instrucciones para realizar las actividades diarias
También hay que recordar que se trata de una persona enferma y, por tanto, no se comporta así expresamente. Es el cuidador que debe adaptarse a sus necesidades, estimulando la comunicación pero a su ritmo, para evitar angustias.
Cuidar a los cuidadores
Como la inmensa mayoría de personas con demencia están al cargo de sus familiares, también hay que tener cuidado con la salud física y mental de estos cuidadores, ya que su labor no es fácil y suele ser muy absorbente. Según un estudio de la Fundació Pasqual Maragall, el 84% de los cuidadores desarrollará problemas físicos y el 96% tendrá problemas de salud mental.
Por eso, los expertos recomiendan que los cuidadores hagan actividad física, que eviten el aislamiento social, que mantengan las aficiones y que respeten sus necesidades de descanso. Por eso, es necesario saber priorizar y poner límites al cuidado, además de pedir ayuda cuando sea necesario, sea a otros familiares o a algún amigo, y recurrir a servicios profesionales como pueden ser la atención puntual a domicilio o estancias temporales en algún centro especializado.