Día de baile. Muchos de nuestros residentes se preparan y se arreglan como si fuera un “día especial”. Y es que, en realidad, lo es. Bailar es una actividad que protagoniza muchos de los recuerdos de nuestros residentes en torno a su juventud, que ha tenido un papel importante a lo largo de su vida y que, por eso, es importante mantener despiertos los sentimientos y las sensaciones que provocan la música y el hecho de reunirse y bailar para celebrar algún acontecimiento (o simplemente una tarde cualquiera).
Es una actividad que nos divierte al mismo tiempo que nos aporta beneficios tanto físicos, como psicológicos y sociales. Es muy sabido que bailar implica movernos y que, por lo tanto, mejora nuestra condición física y, como toda actividad física, protege de las enfermedades cardiovasculares y respiratorias.
¿Pero qué hay de los beneficios psicológicos, cognitivos y sociales? Se ha comprobado que el baile ayuda a reducir el estrés y la sintomatología depresiva. Así mismo, bailar es una actividad que nos ayuda a ejercitar la memoria, la atención, la concentración y la coordinación de nuestros movimientos.
No nos tenemos que olvidar tampoco que el baile es una actividad que se realiza en grupo, donde dedicamos un espacio y tiempo para reunirnos, escuchar música y compartir momentos con los demás. Esto hace que el baile dé una oportunidad a nuestros residentes de sentirse motivados y socializar, lo que mejora su estado de ánimo y su calidad de vida.
Siguiendo con los beneficios sociales que aporta esta actividad, al ser planteada como una fiesta, promueve que muchos familiares se involucren y asistan todavía con más regularidad a esta actividad.
Además, en nuestros centros, nos gusta preparar esta actividad como una forma de espectáculo donde, entre baile y baile, los trabajadores también se preparan ciertas coreografías que los abuelos disfrutan y siguen con entusiasmo.
Por último, y como conclusión, bailar es uno de los mejores remedios naturales contra el envejecimiento cerebral y es sin duda una actividad que tendríamos que disfrutar durante toda nuestra vida.
Mireia Abad
Educadora Social – Mas d’Anglí