El 80% de la gente mayor toma más de un medicamento al día, ya sea para el control de alguna enfermedad crónica -hipertensión, diabetes, artrosis, insuficiencia cardíaca… – o por el alivio de algunos procesos -antiinflamatoris, analgésicos, laxantes, antitérmicos, broncodilatadores… -. Pero a menudo los ancianos presentan más de una de estas patologías al mismo tiempo, lo que complica aún más conseguir que el proceso de medicación que necesitan sea correcto.
Todo ello hace que los medicamentos funcionen de manera diferente en los ancianos. Tienen que tomar más, al mismo tiempo, y en un momento en que sus facultades físicas y psíquicas tienden a disminuir.
Cuestiones a tener en cuenta
- Los órganos les funcionan con más lentitud o dificultad, y su respuesta ante la medicación suele ser más difícil de predecir. La eliminación de los fármacos es más lenta y puede hacer que se acumulen en el hígado y los riñones. Y esto puede hacer aparecer más efectos adversos.
- También pueden tener problemas de malnutrición, debido a deficiencias en los dientes, por ejemplo. Esto puede alterar aún más la respuesta prevista a los medicamentos, porque puede hacer que se absorban de manera diferente.
- Aparte de tener a menudo varias patologías al mismo tiempo, también son más vulnerables ante cualquier enfermedad. Las patologías repercuten entre sí y pueden acabar teniendo problemas de salud complejos.
- Las dosis de medicamentos deben ajustarse para evitar toxicidades entre fármacos, pero esto no evita que sufran más efectos no deseados. Es lo que ocurre con el estreñimiento, efecto secundario habitual de los ansiolíticos y los fármacos que contienen codeína.
- La pérdida de memoria, los problemas de vista y oído y la disminución de las capacidades intelectuales de las personas mayores pueden dificultar seguir regímenes complicados de medicamentos. Según algunos estudios, más de la mitad de los pacientes no toman correctamente la medicación, se olvidan o se equivocan.
Hace falta organización
Todos estos condicionantes pueden provocar más riesgo de interacciones entre fármacos, reacciones adversas, problemas de adherencia al tratamiento, empeoramiento de las enfermedades o errores de medicación, entre otros. Para evitarlo, es necesario sobre todo organización. Los farmacéuticos, que junto con los médicos pueden dar una mano en este sentido, aconsejan tener por escrito un diagrama con los medicamentos que deben tomarse cada día con la hora y la dosis y la duración del tratamiento.
Para hacer un uso adecuado de la medicación, la gente mayor puede seguir estos pasos:
- Evitar medicamentos innecesarios, con una revisión periódica por parte de los profesionales sanitarios junto con el paciente.
- Informar al médico o al farmacéutico de todos los medicamentos que está tomando.
- Conocer suficientemente bien como administrar cada fármaco y a qué hora, sobre todo si interfiere con los alimentos, y saber qué hacer en caso de olvidar una dosis.
- Conocer qué riesgos tiene el medicamento, sobre todo en el caso de que tenga que conducir, o los posibles efectos adversos y saber qué debe hacer y si puede o no suspenderlo de forma repentina.
- No acumular medicamentos, ya que pueden caducar y provocar confusión.
- Si el plan de medicación es complejo, puede pedir a su farmacéutico o médico, herramientas para organizarse mejor o que lo revisen para hacerlo más sencillo.
Aparte de eso, hay que consultar al médico o farmacéutico en caso de cualquier duda. Son los profesionales que más saben. Y también hay que seguir sus recomendaciones en cuanto a controles médicos periódicos, como tomarse la tensión cada 6 meses, o la administración de vacunas, como la antigripal.