Así es como una rutina diaria y bien estructurada mejora la salud, el ánimo y la autonomía de las personas mayores.
Mantener una rutina diaria estable es una de las claves más eficaces para promover la salud y el bienestar en las personas mayores. Con el paso de los años, los ritmos corporales y las capacidades cambian, y disponer de una estructura predecible aporta seguridad, equilibrio y sentido de control. Esta organización de los tiempos ayuda a reducir la ansiedad, mejora el descanso y favorece la autonomía, aspectos fundamentales para un envejecimiento saludable.
Además, las rutinas no solo benefician al cuerpo, sino también a la mente. Saber qué esperar durante el día ofrece una sensación de orientación que previene la desorientación o el aislamiento. En las residencias de Atlàntida —Mas Anglí, Mas Piteu y Maragall—, este enfoque se lleva a cabo siguiendo la metodología de atención centrada en la persona (ACP), que adapta cada actividad a las preferencias, historia y capacidades de cada residente. El resultado es una rutina para personas mayores que combina el cuidado físico, la estimulación cognitiva y el acompañamiento emocional, con un mismo objetivo: ofrecer calidad de vida y bienestar en cada momento del día.
Aunque cada residente cuenta con un plan individualizado, en las residencias Atlàntida los días siguen una estructura equilibrada que permite mantener la actividad sin perder el confort.
El día comienza con la recepción personalizada y el aseo, seguidos del desayuno, momentos que refuerzan la autoestima y preparan para la actividad. A media mañana se realiza la fisioterapia diaria, esencial para mantener la movilidad, prevenir caídas y conservar la independencia.
Dos veces por semana, los residentes salen a pasear por el barrio, una actividad sencilla pero muy beneficiosa, ya que combina ejercicio físico, contacto con el entorno y estimulación sensorial.
La comida es un momento de encuentro y socialización. Compartir mesa favorece los vínculos, mejora el ánimo y promueve hábitos alimentarios saludables. Tras la comida, el descanso es parte imprescindible de la jornada, ya que permite recuperar energías y contribuye a mantener un buen equilibrio físico y emocional.
Las tardes en Mas Piteu, por ejemplo, se dedican a actividades que estimulan la mente y las emociones. La musicoterapia ocupa un lugar destacado, ya que la música ayuda a evocar recuerdos, reforzar la identidad y mejorar el estado de ánimo.
El educador social impulsa actividades culturales, recreativas y formativas que promueven la participación y la inclusión. Además, cada dos semanas se lleva a cabo la terapia asistida con perros, una experiencia muy enriquecedora que reduce la ansiedad.
Al final del día, la prioridad de cualquier persona debe ser el descanso. En la residencia, el ambiente se vuelve tranquilo, con luces suaves y acompañamiento personalizado para favorecer un sueño reparador. Cada residente finaliza la jornada según su propio ritmo y necesidades, garantizando bienestar y serenidad.

Las rutinas en personas mayores no se limitan a marcar horarios, sino que se construyen sobre actividades significativas que impactan en la salud física, mental y emocional. En las residencias Atlàntida las más destacadas son:
Todas estas actividades se ajustan a cada residente gracias a un equipo multidisciplinar formado por profesionales de enfermería, fisioterapia, psicología, trabajo social y atención directa, que trabajan de manera coordinada para ofrecer un cuidado integral.
Diseñar una buena rutina para personas mayores no significa imponer horarios rígidos, sino crear un entorno donde el tiempo se viva con significado. En las residencias Mas Anglí, Mas Piteu y Maragall, trabajamos cada día para que nuestros mayores vivan con salud en un entorno que se adapte a ellos.
Joana Valecillo
Directora de Mas Piteu
