Cuando hablamos de programas intergeneracionales nos referimos a cualquier actividad en la que participen dos o más generaciones diferentes en la que tenga lugar un intercambio de opiniones e información entre ellos y que persiga un objetivo (diferentes beneficios para las generaciones participantes).
Los programas intergeneracionales están, en muchas ocasiones, organizados para conseguir objetivos concretos en niños y mayores. Normalmente, ayudan al fortalecimiento de los sistemas educativos, al enriquecimiento de la vida de las personas que ya están jubiladas, a mejorar la relación entre nietos y abuelos o a preservar diferentes tradiciones, entre otros. Si vivimos en una comunidad donde una generación puede aportar beneficios a otra, ¿por qué no organizar espacios y tiempos de reunión para que esto suceda?
Por un lado, es importante fomentar este tipo de relaciones intergeneracionales porque se ayuda a romper los estereotipos que otros grupos de edad tienen sobre el envejecimiento. Además, los jóvenes pueden sentir más responsabilidad social, aumentan la percepción de la individualidad de las personas, se dotan de habilidades prácticas y sociales y se da una situación donde se aprecia el respeto por los objetivos conseguidos de las personas mayores.
Por el otro lado, los beneficios para las personas mayores son numerosos, pudiendo observar cambios en el estado de ánimo, una mayor vitalidad y menor retraimiento social y un incremento del sentimiento de valía, puesto que se crea un escenario donde las personas mayores pueden ser las protagonistas y transmitir sus conocimientos, cultura y valores, se organizan los ratos de ocio, se fomenta el desarrollo de diferentes habilidades y por último, se promueve la aceptación y el aprecio hacia las experiencias vividas.
Los programas intergeneracionales que se pueden llevar a cabo son varios, y se pueden desarrollar en el ámbito residencial y en otros tipos de instituciones. Alcanzan desde posibles excursiones por la ciudad con una visita guiada por parte de las personas mayores, hasta narraciones de historias, cuentos e incluso el relato de los diferentes oficios o los juegos populares de antes. Nuestros residentes disfrutan mucho de estas visitas, donde tanto jóvenes como personas mayores, aprenden y viven una experiencia muy enriquecedora, pudiendo observar más vitalidad, más ganas de comunicarse y, como consecuencia, menos retraimiento social.
Mireia Abad
Educadora Social