La pandemia de Covid-19 y los confinamientos que hemos sufrido en los últimos dos años han provocado la generalización de forma acelerada de herramientas tecnológicas hasta entonces de uso poco masivo. Videoconferencias, comercio electrónico, trámites administrativos sólo en entorno digital, banca online… Y todo esto ha llegado para quedarse. En poco tiempo, todos nos hemos acostumbrado a utilizar herramientas que sabíamos que existían, pero que quizás no las utilizábamos con asiduidad.
¿Todos? ¿La gente mayor también? Los datos que manejan las entidades de mayores de Catalunya ponen de manifiesto que casi el 23% de las personas de entre 65 y 74 años no pueden conectarse a Internet. Porque no tienen habilidades para hacerlo o porque no disponen de los recursos tecnológicos necesarios. Esto les impide realizar trámites telemáticos muchas veces indispensables y sin alternativa.
Indefensión
Esta situación, aparte de la lógica angustia, provoca indefensión en las personas mayores, ya que no son capaces de solucionar por sí solos cosas que hasta hace pocos años sí podían hacer. Esto les aboca a la dependencia de otra persona con más habilidades o posibilidades tecnológicas. En este entorno, no es recomendable que alguien haga las cosas por ellos, porque esto les aboca aún más al círculo vicioso de la dependencia.
Una de las soluciones, la principal, es educarlos en las herramientas digitales, porque que no sepan hacer algo no significa que no puedan aprenderlo a la edad que sea, como demuestra este proyecto recién desarrollado por investigadoras de la Universitat Oberta de Catalunya a partir del análisis de la actividad de los teléfonos móviles de 300 usuarios de entre 60 y 79 años. Es un proyecto que desmonta muchos mitos sobre la vida digital de los mayores.
Formación
La formación es, por tanto, uno de los grandes puntales para reducir la brecha digital. Uno de los caminos para llevarla a cabo es a través de una red de intermediarios digitales impulsada por las administraciones y que enseñe a las personas mayores lo que necesitan saber sobre las nuevas tecnologías. Los expertos señalan que sería muy útil contar también con la opinión de las personas mayores a la hora de diseñar los dispositivos tecnológicos y las aplicaciones digitales. Porque así la tecnología será más usable para ellos y ellas.
La pandemia ha acelerado algunas inercias, como la digitalización prácticamente total de la banca. Esto amenaza con dejar fuera de juego a casi una cuarta parte de la gente mayor, muchos de los cuales todavía tienen problemas para sacar dinero de un cajero automático.
Además, la alfabetización digital también puede contribuir a evitar el aislamiento social y la soledad no deseada. Si buena parte de las relaciones ahora se realizan a través de las redes sociales, saber utilizarlas es fundamental para mantener el contacto con la familia y los amigos. También puede servir como herramienta para luchar contra posibles situaciones de maltrato.