Los abuelos y abuelas desempeñan un papel importante en la vida de sus nietos y nietas, aportando amor y apoyo incondicionales a la familia. No solamente proporcionan apoyo físico y emocional, sino que también ayudan a los niños a comprender su cultura, proporcionándoles un sentimiento de identidad y pertenencia. Pero esta relación no es unilateral, ya que los más pequeños, en su crecimiento, aportan a los más mayores su conocimiento siempre en evolución. Es, pues, un work in progress para las dos partes.
En un entorno como el nuestro, con muchas obligaciones laborales y sociales, la figura de los abuelos y abuelas se ha convertido en algo casi indispensable. Cubren horas, aseguran cuidados, fijan rutinas… siempre desde el voluntariado, sin pedir nada a cambio. Quizás no son estrictamente necesarios, pero siempre son el comodín que los padres y madres tienen a mano para sortear los obstáculos de la vida. Y son un comodín que no solo cuida, sino que aporta muchas otras cosas.
Estabilidad en las transiciones vitales
Los abuelos y abuelas suelen ser un gran apoyo en épocas de cambio. Cuando los padres se separan o divorcian, cuando hay un cambio de casa o de colegio, o si hay una enfermedad grave en la familia, proporcionan consuelo y estabilidad. Tener a alguien que aporte coherencia puede ser vital en esos momentos difíciles. Además de poder ofrecer consejos prácticos y apoyo emocional durante los grandes acontecimientos de la vida, los abuelos pueden proporcionar continuidad compartiendo historias sobre el pasado de la familia; esto ayuda a los niños a sentirse más conectados con sus raíces.
Los abuelos suelen profesar amor incondicional a sus nietos, de una forma que a los padres y madres les pueden resultar difícil debido a las presiones cotidianas. Por ejemplo, si un nieto ha cometido un error en el colegio o ha tenido dificultades para hacer amigos, el abuelo suele ser más comprensivo e indulgente de lo que podrían ser sus padres. Esto puede ayudar a que los niños adquieran confianza en sí mismos; saben que, por muchos errores que cometan, sus abuelos y abuelas siempre los querrán incondicionalmente y estarán ahí para ellos. Ya lo explicábamos en este artículo de hace unos años.
Los nietos también enseñan
Otra gran ventaja de tener una relación estrecha entre abuelos y nietos es que permite a los más pequeños conectar fácilmente con la historia de su familia a través de los relatos de los mayores. Los abuelos suelen tener fotos de generaciones pasadas que pueden dar a los niños una idea de dónde vienen y cómo era la vida en el pasado. Esto ayuda a crear una mayor comprensión de la identidad, lo que es beneficioso para los jóvenes que crecen hoy y participan de diversas culturas de todo el mundo.
Y viceversa. Los niños y niñas muchas veces son los responsables de poner al día a los familiares más mayores. Tienen la paciencia suficiente para enseñarles cómo funciona el teléfono móvil y cuáles son los perfiles más interesantes de TikTok o Instagram, cosas que los padres/hijos casi nunca tienen tiempo de hacer a causa de sus obligaciones cotidianas. O sea que las dos generaciones aprenden la una de la otra, se retroalimentan, al margen o más allá de las tareas del día a día. Al tiempo que se transmiten conocimientos, se transmiten también valores. Y esto refuerza siempre los lazos familiares.