A medida que la gente se va haciendo mayor, a menudo sufren problemas de movilidad que, con el tiempo, se van agravando. Por eso, puede ser aconsejable utilizar alguna ayuda técnica que garantice a los afectados poder desplazarse en su vida normal. Desde hace años existen en el mercado numerosas herramientas y aparatos destinados a esta función, cada vez más sofisticados y mejor diseñados.
Garantizar la movilidad, aunque sea con limitaciones, es muy importante para la gente que tiene dificultades a la hora de andar. Esto les permite conservar mucha autonomía en su vida diaria y no depender tanto de las personas que, eventualmente, las cuidan. Las soluciones son múltiples y diversas, en función de la necesidad de cada persona: hay desde andadores hasta sillas de ruedas, bastones y muletas.
Bastones, muletas y andadores
Los bastones, muletas y andadores están pensados para facilitar la movilidad en casos de rehabilitación de algún traumatismo o enfermedad o cuando se puede caminar pero de manera no muy estable ni con el equilibrio necesario. Se pueden encontrar una variedad enorme de bastones, normalmente hechos de madera o aluminio: desde el bastón clásico a las muletas, los bastones plegables, los bastones de cuatro pies e, incluso, los bastones con asiento incorporado.
En cuanto a los andadores, los que más se utilizan son los que tienen ruedas en las dos patas delanteras y tacos en las dos traseras. Las ruedas facilitan avanzar y los tacos permiten darle estabilidad. A partir de esta base, hay más combinaciones, como los andadores sin ruedas -con tacos en las cuatro patas- o sin tacos -con ruedas en las cuatro patas-.
También hay andadores con frenos, con asiento -con respaldo o sin él- e incluso con cesta para poder poner cosas. Todos suelen tener alturas variables, para amoldarse a la altura del usuario. Y también muchos de los modelos son plegables, lo que facilita guardarlos en el domicilio o transportarlos en coche o transporte público.
Sillas de ruedas
Cuando la movilidad ya es muy complicada por el propio pie, entonces es mejor decantarse por una silla de ruedas. Y en ese ámbito, el catálogo es inmenso. Hay sillas que se mueven de forma manual y otras llevan un motor eléctrico. Incluso algunas son como pequeñas motos eléctricas.
Con tantas opciones disponibles, es necesario elegir bien la silla más idónea para cada necesidad. Entre las manuales, por ejemplo, las hay con ruedas grandes detrás, que permiten que el propio usuario se pueda propulsar, y otras tienen las ruedas traseras pequeñas y deben ser conducidas por un acompañante. Después, todavía se puede escoger entre sillas con reposapiés fijos o ajustables, plegables o fijas, basculantes, reclinables, con orinal o multifuncionales.
Las sillas eléctricas son una ayuda cada vez más utilizada, puesto que en los últimos años se han hecho más asequibles a nivel económico. Incluso, en función de las características de la persona con discapacidad, se pueden conseguir subvenciones a través de CatSalut -el Servei Català de la Salut- con una prescripción de productos ortoprotésicos (PAO) que realizan los médicos especialistas.
Calzado adecuado
Por último, algo que a veces no se tiene en cuenta pero que suele ser importante, es el tipo de calzado mejor para las personas con movilidad reducida. Con la edad, los pies se vuelven mucho más sensibles debido a que se reduce la capa que cubre su planta. Por eso, los especialistas recomiendan un calzado con suela gruesa, pero flexible. Y también hay que estar atentos al tipo de cierre –velcro, cordones…–, que debe ser el adecuado a las capacidades físicas de cada persona.