Los y las profesionales de la enfermería son uno de los puntales de la asistencia sanitaria, los que velan por que las directrices de los médicos se cumplan y por que la comodidad de los pacientes no se resienta. Pero si hablamos de la asistencia sociosanitaria, especialmente en gerontología, su labor es imprescindible. No se puede atender correctamente a las personas mayores, sobre todo en las residencias, sin estas profesionales, porque son en todo momento la mano que garantiza las necesidades de cuidado de los residentes.
En los centros de la tercera edad, su trabajo está más que en ninguna parte a caballo de las especialidades de medicina y de las necesidades de cuidado en todos los sentidos: físico, mental, de confort… En entornos donde las enfermedades crónicas son frecuentes, los deterioros físicos y congnitivos están al orden del día y las necesidades son múltiples, se necesitan perfiles multidicisplinares como los de las enfermeras geriátricas para hacer frente a los retos de cada día. Y la pandemia de Covid-19 lo ha hecho más evidente todavía.
Un decálogo
Desde la Asociación de Enfermería Comunitaria (AEC), una de las principales entidades del sector en España, se resume su compleja tarea en un decálogo:
- Favorecer y fomentar la autoestima de los pacientes a través de la aceptación de los cambios que comporta la edad.
- Estimular que se mantenga una salud física y mental adecuada.
- Contribuir a un estilo de vida saludable con participación activa en el entorno.
- Ofrecer una atención respetuosa con las creencias y valores de la persona y fomentar su autonomía y libertad, ayudándole en la toma de decisiones.
- Fomentar un entorno seguro y acogedor y evitar posibles riesgos y peligros.
- Preservar la intimidad de las personas mayores.
- Proteger a la gente mayor de cualquier forma de abuso y maltrato.
- Favorecer una actitud de compromiso con la vida, fomentando la vitalidad y el optimismo.
- Animar a mantener una sexualidad saludable.
- Proporcionar cuidados que garanticen una muerte digna.
Cada persona envejece de forma diferente, a un ritmo diferente y con unas necesidades diferentes. Y es aquí donde más se nota la mano de la enfermería, en su adaptabilidad, porque el envejecimiento no es un protocolo rígido ni un prospecto médico.
Intermediación con las familias
Los y las enfermeras, además de proporcionar cuidados de calidad a las personas mayores, son también el nexo de unión con sus familiares o cuidadores habituales. Una tarea a menudo compleja y que requiere que, aparte de sus destrezas estrictamente profesionales, sean pacientes y tengan habilidades sociales y empatía. El envejecimiento de la población desde hace décadas hace que su trabajo sea más necesario que nunca y seguramente lo será aún más en los próximos años.
La importancia de esta profesión se conmemora cada año el 12 de mayo, en un Día Internacional de la Enfermería que se instituyó en 1974. Es el día en que nació la británica Florence Nightingale, considerada la pionera de la enfermería moderna porque creó el primer modelo conceptual de la profesión, después de haber asistido a los soldados heridos en la guerra de Crimea de mediados del siglo XIX.